Paris en bici

 
Una de las imágenes más míticas para el ciclismo profesional es la llegada del Tour de Francia a meta en los Campos Elíseos parisinos. Pero para un ciclista urbano la ciudad del Sena también ofrece muchas posibilidades. Se puede disfrutar París sobre dos ruedas para acudir al trabajo, obteniendo, además, un incentivo fiscal. Se puede montar sobre una de sus bicicletas municipales Vélib (vélo libre) o se puede hacer una visita turística con una mayor comodidad, gracias a la rapidez de un velociclo.
Cuando estoy en París, ciudad que me encanta y que visito siempre que puedo, acabo dándome enormes palizas a pie. Lo que ocurre es que la superficie de la urbe es enorme y las distancias se duplican en comparación, por ejemplo, con Madrid. Si visitas un lugar y a continuación quieres llegar a otro, por el camino seguro que hay algo que merece la pena ser visto. Así que prescindes de tomar el metro o un autobús y decides caminar para no perderte nada. De esta forma, acabas andando más de lo que tu cuerpo aguanta.
  
Por lo tanto, una bici es el vehículo perfecto para moverse por París, ya que esas distancias dejarán de ser tan excesivas y ya que te permitirá visitar todo lo que haya de camino. Eso sí: encontrar una única ruta que lo contenga todo me parece imposible, por la misma cuestión de la extensión. Así que hablaremos de un par de rutas, pero sabiendo que hará falta alguna más para que la visita sea exhaustiva.
La empresa París Bike Tour ofrece tres recorridos con guía: derecha del Sena, izquierda del Sena y París de noche. Nos quedaremos con la referencia de las dos primeras para efectuar una división inicial, pero ofreceremos una indicación más completa, basada en lo que he podido conocer en mis numerosos viajes a la capital francesa, con rutas más extensas y detalladas. Así se podrá prescindir del guía y será necesario únicamente alquilar la bici.

París. Izquierda del Sena

Al encontrarse sobre el Sena, la isla de Saint Louis y la catedral de Nôtre Dame se ven en ambos tours. Tras visitar ambos en ese orden, pasamos por la Place Saint Michel y continuamos en sentido contario a las agujas del reloj para seguir observando las vistas de los muelles del Sena, hasta llegar al Museo D’Orsay, donde se encuentran algunas de las obras cumbre del impresionismo. Merece la pena hacer una parada para entrar en el museo, pues no solo las pinturas expuestas son bellísimas, sino que también el edificio que lo alberga resulta encantador. Además, dado su tamaño algo más reducido, su exploración se hace más cómoda que la del Louvre.
Continuando por el muelle, llegaremos a la explanada de los Inválidos y, más adelante, al Campo de Marte, desde el que podremos observar la Torre Eiffel. Entramos en los Campos, salimos por la avenida de la Motte-Picquet, atravesamos la Esplanade des Invalides y salimos en la calle Varenne, donde encontraremos otro museo muy recomendable: el de Auguste Rodin. Situado en el antiguo Hôtel Biron, donde residió el escultor, presenta algunas de las obras en el suntuoso interior y otras en un disfrutable jardín.
Con un ligero zigzag por la Rue de la Chaise, tomamos el Boulevard Saint Germain que, por sí mismo, merece la pena, no solo por su belleza y la cantidad de monumentos que contiene, sino también por su animado ambiente. Bajamos por la calle Condé para ver el Odéon y llegar a los jardines de Luxemburgo (en la siguiente fotografía, al fondo, tras la verja), uno de los parques más bonitos del mundo, según mi humilde opinión.
Tomando el Boulevard Saint Michel, veremos la Universidad de la Sorbona, el Panteón, la calle Mouffetard –donde recomiendo la adquisición de deliciosos quesos franceses–, las arenas de Lutecia y el Jardín de Plantas, donde encontramos un zoológico, un interesante invernadero y el Museo de Historia Natural.
En nuestra ruta por la izquierda o por el Sur del Sena, habremos visitado los distritos 5, 6 y 7. Algunas de las calles cuentan con carril bici, como se puede observar en el mapa. En color rojo aparecen los propiamente indicados para ciclistas y en ámbar los que están abiertos a ciclistas, pero de uso mixto. El resto habrá que hacerlo por las calzadas, pero, como se ve en la imagen anterior, en París los ciclistas generalmente se mueven entre el tráfico.

París. Derecha del Sena

Comenzamos desde Nôtre Dame y esta vez vemos la isla de Saint Louis a continuación, ya que esta ruta –que tocará los distritos 1, 2, 3, 4, y 8– la haremos en el otro sentido. Cruzado el Sena, vemos el Village Saint Paul, que es un laberinto de agradables rincones, pasajes y patios interiores, que reproducen el espíritu parisino. Por la Rue Saint Paul llegamos a la elegante Place des Vosgues, donde está la casa de Víctor Hugo. Estamos en el barrio del Marais, por el que resulta muy recomendable callejear, así como por la zona de Saint-Gervais.
Saldríamos a la Rue Rivoli para alcanzar el Hotel de Ville, ayuntamiento de París. Desde ahí, se puede dar un salto para echar un ojo al centro George Pompidou y regresar sobre Rivoli. Nos encontramos con el Louvre, el Palacio Real, las Tullerías, donde está la noria que te eleva sobre el Sena… giramos para ver la Place Vendomme y llegamos hasta la Opéra Garnier.
Podríamos considerar esta plaza como el final de nuestra segunda ruta. Aunque quien tenga ganas de seguir pedaleando y de emular a los corredores del Tour, puede circular por los Champs Elysées, viendo a cada lado monumentos indispensables como el Petit Palais y el Grand Palais, y llegando como meta al Arco de Triunfo.
Como decíamos, quedará mucho por ver. Así que estas rutas se pueden complementar con una a lo largo del Sena, que coincidirá en varios de los puntos con las dos descritas, con una por el palacio de Versalles y sus jardines u otra por Giverny, hogar del pintor Monet. La mítica librería Shakespeare and Co. – cerca del inicio de las dos rutas reseñadas –puede servir de punto de partida de un recorrido por el París más literario.





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